La nada es blanca en el cielo
blanco del absoluto.
He sido y no he sido.
Estoy solo en esta eternidad blanca.
Me he adelantado a la cita y ni un ángel ha salido a decirme:
«¿Qué has hecho allá, en el mundo?»
Nada me duele
a las puertas de la resurrección.
Ni el tiempo ni los afectos.
No siento la ligereza de las cosas
o la pesadez de las obsesiones.
No he encontrado a quién preguntarle:
¿Dónde está mi dónde ahora?
Soy lo oculto.
Soy el celeste proscrito.
Un día seré lo que quiero.
Un día seré poeta, y el agua será rehén de como yo la vea.
Mi lengua será metáfora de la metáfora,
y no dirá o indicará lugar.
Mi aquí da un salto de donde piso a mi fantasía...
el espacio que se extiende es infinito.